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Humanizando la Inteligencia Artificial
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Humanizando la Inteligencia Artificial (IA)

Vivimos en un mundo que se mueve rápido, rodeado de tecnología que nos ayuda a facilitar nuestra vida. Sin embargo eso no lo es todo, para sobrevivir en un mundo digital hay que sobresalir y saber sacar provecho a estas tecnologías.

Cuando despierto la inteligencia artificial de Siri es la primera en darme los buenos días; presiono un botón y las persianas del cuarto se levantan lenta y pausadamente. Me dirijo al refrigerador y me llega una alerta al celular que me indica que debo surtir a la brevedad la reserva de café.

Mientras camino al comedor para desayunar, me topo con esa cosa que, aunque no me acaba de agradar, la “Roomba” me ahorra mucho tiempo y es así como prendo el robot para que comience su tarea de aspirar por todo el lugar. Llegan 12 notificaciones a mí Smart band, el reporte de los pasos que llevó al momento y 73 mensajes de WhatsApp después, le doy un sorbo a mi taza de café, mi mirada se pierde en el vaivén hipnótico del robot al tiempo que recuerdo las palabras de la primer película de Terminator del año 1984:

“Las máquinas se levantaron de las cenizas del fuego nuclear. Su guerra para exterminar a la humanidad había durado décadas. Pero la batalla final no se combatiría en el futuro. Sería combatida aquí, en nuestro presente. Esta noche…”

En una realidad menos apocalíptica en la que no utilizo a Skynet (1) como el máximo referente de inteligencia artificial, los beneficios que nos otorga la AI al combinarla con datos y machine learning es tremendamente útil en la toma de decisiones y optimización del tiempo.

Humanizando la Inteligencia Artificial

Gestión del talento con Inteligencia Artificial

Partimos de la premisa en que la inteligencia artificial se alimenta de datos (obteniendo información del entorno) y son estos mismos los que se emplean para la creación de algoritmos constituyendo una especie de “lógica” (interacción de los datos como consecuencia). Esta “lógica” después se aplicará en diferentes áreas e instrumentos, permitiendo agilizar algunas tareas y procedimientos con su consecuente ahorro de tiempo y costes.

De la mano de la IA (sin que esto represente un sinónimo) existe otro concepto conocido como machine learning, en una definición corta podríamos nombrarlo como un “activador”. Es el proceso de aprendizaje automático, sistemas capaces de estudiar del ecosistema y generalizar procedimientos o insights a partir de una base, primordialmente se trata de identificar patrones en una red de datos y hacer pronósticos con la información otorgada.

Diariamente vemos la aplicación de estas tecnologías en la vida cotidiana, los chatbots de servicio, la protección de un sitio de compra o de un antivirus, el departamento de business intelligence de una organización o el más común, obtener insights y comportamiento de clientes en cuanto a tráfico hacia algún sitio web, producto ó servicio.

¿Útil verdad? pero también escalofriante. De un lado tenemos la enorme cantidad de información que “El gran ojo” sabe de nosotros y no obstante, no contamos con un solo organismo capaz de garantizar el buen uso de nuestros datos, peor aún, el temor justificado que las máquinas y la automatización al aprender estos procesos, sustituyan al ser humano, como ya está pasando en muchas compañías internacionales, implicando con esto ¿una reducción de la fuerza laboral en las empresas? O más bien la pregunta sería ¿Cuál es el rol del talento humano en un era digital?

Resiliencia es la palabra clave

En la selección natural, en la biología más pura, es una premisa básica a cualquier organismo viviente: la capacidad de adaptarse al entorno o morir. Esto mismo llevado al ámbito digital implica aprender nuevas capacidades que le permitan a las personas un mejor uso de los datos y la información para tomar decisiones. Esto es adaptación, cambiar la forma de hacer las cosas; darle un giro a la “infalible” activación BTL que no arroja datos medibles, eliminar el marketing arcaico y basar los objetivos en datos concretos que permitan implementar estrategias adecuadas para cada situación. Es entonces que el talento humano cobra un nuevo valor olvidando los temores de ser reemplazados.

La inteligencia artificial es solo una parte de un abanico de herramientas pertenecientes al enfoque Data Driven que beneficia a marcas y personas por igual. Con la contingencia generada por el COVID-19, las empresas que han adoptado este enfoque basado en datos, son las que mejores resultados han obtenido y casi no han visto afectada su operación o ventas, este es un claro ejemplo de resiliencia. Hoy toca a las empresas cuidar el talento humano capacitándolos y otorgando las herramientas adecuadas para desempeñar sus labores. Es responsabilidad del trabajador permanecer actualizado en las tendencias digitales de su industria y analizar los datos derivados de las herramientas.

La IA actúa sin la supervisión humana y realiza procesos sin error, pero no hay manera que tenga la capacidad de pensamiento o análisis que tiene un ser humano. Las emociones, la sociabilidad, el discernimiento, la capacidad de soñar, siguen teniendo un valor inmensurable e imposible de transmitir a un algoritmo.

El papel del talento humano en la era digital es volverse irremplazable por medio de su pasión, creatividad y análisis, mirando de frente a las tecnologías del futuro, eliminando la idea que la IA representa una amenaza y por el contrario, enseñarle, entrenarle, con el objetivo de mejorar nuestras capacidades y calidad de vida.

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